Usan bacterias para extraer oro y plata de la basura electrónica
Las bacterias modificadas genéticamente por los jóvenes ingenieros tienen una capacidad adicional: también consumen cianuro, por lo que en el proceso de liberación de metales no se generan residuos tóxicos para el medio ambiente.
Esta investigación, que corresponde al campo de los Bioprocesos y Biología Sintética, presenta una alternativa de manejo de desechos tecnológicos que genera menos contaminantes que los procesos normales de lixiviado que se usan para recuperación de metales y fue seleccionada como la mejor investigación estudiantil del año 2016, del ITESM y por ello recibió el Premio Rómulo Garza a la Investigación y Desarrollo 2016.
El proyecto de extracción de metales contó con la participación de 14 estudiantes de Ingeniería en Biotecnología, Física Industrial y Computación. En octubre de 2016 este mismo proyecto fue seleccionado como ganador de la medalla de oro en el concurso internacional de biotecnología iGem, realizado en Boston, Estados Unidos.
Basura o Recurso
La bacteria con la que trabajaron los estudiantes de ingeniería del Tec de Monterrey se llama Chromobacterium violaceum y ya se tenían antecedentes de su capacidad para generar sustancias que intervienen en la separación de metales. De acuerdo con Alejandra Vela Elizondo, coordinadora del proyecto y estudiante de noveno semestre de ingeniería en biotecnología, la bacteria produce cianuro por sí misma.
“El cianuro forma unos iones complejos con la plata y el oro, los cuales quedan disueltos en el medio. Entonces se pasan a una celda electroquímica y, por medio de enzimas, precipitan y se separan los metales solos”, explicó la joven estudiante. El primer logro del equipo del Tec de Monterrey fue contar con cianuro producido por la bacteria para lograr la disolución de oro y plata presentes, por ejemplo, en la parte que se llama “tarjeta madre”, de las computadoras.
Sin embargo, este primer paso planteó un segundo reto: ¿Cómo manejar el cianuro, que es una sustancia sumamente contaminante? Para resolver el problema los estudiantes recurrieron a la ingeniería genética. “Le hicimos una modificación genética a la bacteria para que no le afectara el cianuro del medio, y también logramos que lo procesara y lo convirtiera en su propio alimento”, explicó Alejandra Vela, de 22 años.
En la investigación también se trabajó con Acidithiobacillus ferrooxidans, otra bacteria que también dio excelentes resultados en la separación de metales como cobre, níquel y zinc, los cuales pueden reutilizarse en la fabricación de nuevas computadoras.
Este proceso de separación de metales está en fase de prototipo y se buscará que sea integrado a alguna línea de producción de alguna empresa, para lo cual se realizan trámites de protección a la propiedad intelectual y patentamiento.
En entrevista con la revista Tec Review, tras el triunfo del equipo en Boston, la coordinadora, Alejandra Vela, explicó que este tipo de proyectos permiten cristalizar su visión de ciencia como una actividad generadora de conocimiento útil para cualquier otra disciplina que pretenda mejorar la calidad de vida del ser humano.
“Por ejemplo, si yo no me metí a estudiar medicina fue porque yo creo que con la ingeniería en biotecnología puedo ayudar a muchísima más gente. Un médico necesita medicinas, vacunas, saber cómo actúa una bacteria… y toda esa ciencia que el médico utiliza, es producida por un biotecnólogo”, indicó Vela Elizondo.
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