LEAN MANUFACTURING, LA MEJORA CONSTANTE
De pocas palabras se ha abusado más en el entorno de la empresa que de “optimización”. Hay pocas compañías que no se hayan obsesionado con ella, ya fuera realmente como intento de mejora o como simple gancho para el marketing. ¿Pero en qué consiste esta optimización? Una de las fórmulas más habituales que se usa desde hace décadas es la filosofía Lean Manufacturing, que hace referencia a un modelo productivo que trata de eliminar los errores e ineficiencias y que se suele traducir como producción esbelta, ágil o sin grasa.
Aunque entre los primeros procesos asociados a principios Lean suele mencionarse el fordismo, su desarrollo como tal procede de la industria manufacturarera japonesa del SXX. Especificamente de Toyota, con el ingeniero Taiicho Ohno a la cabeza. Sin embargo, el término Lean Manufacturing no fue acuañado hasta 1988, por John Krafcik en su artículo “Triumph of the Lean Production System”.
Pero un repaso biográfico no sirve para comprender cómo el estilo Lean han mejorado los procesos de multitud de empresas desde su creación. Para ello, hay que acudir a los principios de esta filosofía. Según la Universidad de Cardiff, podemos señalar cinco:
Principios de la filosofía Lean
1.- Identificar a los clientes y concretar dónde está el valor.
El punto de partida es reconocer que solo una paqueña parte del total del tiempo y del esfuerzo en cualquier empresa realmente añade valor al cliente final. Definir con claridad el valor de un producto o servicio desde la perspectiva del cliente; todas las actividades que no aporten valor pueden ser objeto de eliminación.
2.- Identificar y hacer un mapa de la Cadena de Valor.
La cadena de valor es el conjunto de actividades a través de todas las partes de la organización directamente en crear el producto o servicio. Representa el proceso de un extremo al otro en el que se entrega valor al cliente. Una vez has entendido lo que el cliente quiere el siguiente paso es identificar cómo se lo estás (o no) entregando.
3.- Crear fluidez eliminando “desperdicio”.
Habitualmente, cuando sea mapea por primera vez la cadena de valor de una compañía se descubre que solo un 5% de las actividades añaden valor. Una cifra que puede subir hasta el 45% en las empresas de servicios. Eliminar los desperdicios asegura que tu producto o servicio “fluya” al cliente sin interrupción, desviación o espera.
4.- Responder al “tirón” del cliente.
Esto trata sobre entender la demanda del cliente sobre tu servicio y, entonces, crear un proceso que responda a esta demanda. De forma que solo produzcas lo que el cliente quiere y cuando el cliente quiere.
5.- Persigue la perfección.
Crear fluidez empieza con reorganizar radicalmente los pasos en los procesos individuales, pero las ganancias se hacen realmente significativas cuando estos pasos se enlazan. Según esto va sucediendo con mayor frecuencia, las capas de “desperdicio” se hacen visibles y el proceso continúa aproximándose hacia el punto teórico de la perfección, cuando todos los activos y acciones añaden valor al cliente final.
Siguiendo estos cinco principios implementarás en tu empresa una filosofía Lean que se convertirá en “simplemente la manera en que se hacen las cosas”. Estarás asegurando que conduces todo hacia la estrategia general de la organización, revisando constantemente tus procesos para asegurarte de que están entregando valor al cliente de forma consistente. Esto permite a la empresa mantener su alto nivel de servicio mientras es capaz de crecer y ser flexible dentro de un entorno cambiante y lo hace a través de la implementación de un cambio sustancial.
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