LAS DIFERENTES TIPOLOGÍAS DE RECICLAJE (I): VALORIZACIÓN ENERGÉTICA
Sabemos que existen muchos tipos de reciclaje, desde el proceso de clasificación y gestión por diferentes vías de nuestra basura doméstica, hasta el que se denomina “reciclaje industrial”, donde se encuentran implicados procesos de fabricación de productos a gran escala a partir de residuos.
Son muy conocidos el reciclaje de plástico, el de papel… pero ¿los conocemos todos?
En una serie de artículos intentaremos describir cada uno de los procesos completamente distintos pero con un único fin: darle un valor a un residuo.
En la Orden MAM 304/2002, como hemos visto en el anterior artículo, podemos encontrar cuales son las operaciones de valorización, las cuales se clasifican por las categorías de residuos. Estas son las siguientes:
R1 Utilización principal como combustible o como otro medio de generar energía.
R2 Recuperación o regeneración de disolventes.
R3 Reciclado o recuperación de sustancias orgánicas que no se utilizan como disolventes (incluidas las operaciones de formación de abono y otras transformaciones biológicas).
R4 Reciclado o recuperación de metales y de compuestos metálicos.
R5 Reciclado o recuperación de otras materias inorgánicas.
R6 Regeneración de ácidos o de bases.
R7 Recuperación de componentes utilizados para reducir la contaminación.
R8 Recuperación de componentes procedentes de catalizadores.
R9 Regeneración u otro nuevo empleo de aceites.
R10 Tratamiento de suelos, produciendo un beneficio a la agricultura o una mejora ecológica de los mismos.
R11 Utilización de residuos obtenidos a partir de cualquiera de las operaciones enumeradas entre R1
y R10.
R12 Intercambio de residuos para someterlos a cualquiera de las operaciones enumeradas entre R1
y R11.
R13 Acumulación de residuos para someterlos a cualquiera de las operaciones enumeradas entre
R1 y R12 (con exclusión del almacenamiento temporal previo a la recogida en el lugar de la
producción).
Utilización principal como combustible o como otro medio de generar energía: la Valorización Energética
Existen una serie de residuos que, debido a sus características físico-quimicas, poseen un poder calorífico elevado.
Podemos definir el poder calorífico como la cantidad de energía que la unidad de masa de materia puede desprender al producirse una reacción química de oxidación.
Dentro del poder calorífico encontramos el PCI (poder calorífico inferior), que se define como la cantidad total de calor desprendido en la combustión completa de una unidad de volumen de combustible sin contar la parte correspondiente al calor latente del vapor de agua generado en la combustión, ya que no se produce cambio de fase, y se expulsa como vapor. Es el valor que interesa en los usos industriales, por ejemplo hornos o turbinas, porque los gases de combustión que salen por la chimenea están a temperaturas elevadas, y el agua en fase vapor no condensa.
De entre los diversos métodos de valorización energética podemos citar el funcionamiento de una planta de incineración de residuos sólidos urbanos (RSU). Esta es una instalación industrial donde tiene lugar la incineración controlada y en las condiciones legalmente establecidas (a una temperatura mínima de 850°C durante al menos 2 segundos) de la fracción resto de residuos. El calor generado en este proceso de combustión es aprovechado en una turbina de vapor anexa al horno para producir electricidad. Tras la combustión, los residuos reducen aproximadamente su volumen un 90% y su peso, un 75%. Los subproductos obtenidos en la incineración como cenizas volantes, las escorias de horno y los gases generados durante el proceso reciben el tratamiento final más adecuado.
También podemos encontrar dentro de este tipo por ejemplo a las plantas cementeras. Estas utilizan residuos sólidos y líquidos en sustitución del coque de petróleo o el carbón que se usan en estas instalaciones, como podemos ver en la siguiente tabla.
Residuos Sólidos
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Residuos Líquidos
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Neumáticos Fuera de Uso
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Aceite mineral
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Serrín y derivados de la madera
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Disolventes
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Papel
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Hidrocarburos líquidos
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Plástico
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Residuos voluminosos
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Otro ejemplo de valorización energética es el de la biomasa, que son compuestos orgánicos producidos en procesos naturales. Estos compuestos se transportan a la central de biomasa y se queman para calentar agua. Se produce vapor a alta presión que mueve una turbina y ésta mueve el generador que producirá la energía eléctrica.
De este proceso obtenemos energía eléctrica y agua caliente que puede ser utilizada en los edificios cercanos.
Como se puede comprobar, los que acabamos de nombrar son una muestra de los múltiples tipos de valorización energética que existen. Es complicado hablar de todos ellos en un mismo artículo, así que iremos hablando de ellos más adelante.
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