El sol artificial más grande del mundo brilla en Alemania con una intensidad 10.000 veces superior a la de la luz solar en cualquier punto de la tierra

El sol artificial más grande del mundo brilla, desde marzo, en la ciudad alemana de Jülich. En concreto, lo hace en Synlight, un edificio para la investigación en el que el Centro Aeroespacial de Alemania (DLR) tratará de producir hidrógeno a gran escala para su aplicación industrial, motivo por el que ha diseñado este enorme sol cuya iluminación supera en 10.000 veces la intensidad de la luz solar en cualquier rincón de la tierra. Para ello, este sol incorpora las mismas lámparas que se utilizan para proyectar películas de cine, con una diferencia: mientras que una sala está equipada con una de estas lámparas xenón de arco corto, el edificio de investigación cuenta con 149 unidades.
La enorme proporción de lámparas de alto rendimiento activadas en estas instalaciones y su despliegue de 350 kilovatios de luz, no solo permiten simular la luz solar sino que, al enfocar a un punto concreto, se llegan a alcanzar temperaturas de hasta 3.000 grados que dan margen a los investigadores para experimentar sobre la producción de combustibles como el hidrógeno.

Considerado como el combustible del futuro al poder quemarse sin producir dióxido de carbono, la obtención de hidrógeno a gran escala es el objetivo central de este experimento y, con él, de este generador de luz al que los investigadores se refieren como ‘el sol artificial más grande del mundo’.
Aunque la producción de hidrogeno a través de la luz solar es algo superado por la ciencia, lo que todavía no ha sido posible es hacerlo a gran escala y de manera viable para su incorporación a la industria. De momento, los intentos anteriores no han prosperado porque, para extraer hidrógeno del vapor de agua, hoy por hoy es necesario un consumo de energía tan importante como para que el proceso no sea ni viable ni sostenible.
Con el edificio Synlight, el Centro Aeroespacial de Alemania (DLR) ha creado el ambiente de pruebas necesario para experimentar en unas instalaciones que cuentan con tres cámaras de radiación desde las que es posible concentrar toda la luz sobre un punto cualquiera del espacio, si es necesario para cualquier investigación.
“Los propulsores y combustibles obtenidos a través de la energía solar ofrecen un inmenso potencial para el almacenamiento a largo plazo, la producción de materias primas químicas y la reducción de las emisiones de dióxido de carbono”, explica uno de los responsables del DLR, Karsten Lemmer, quien asegura que “Synlight fortalecerá la investigación en este campo”.
Para avanzar hacia la generación de hidrógeno de forma sostenible y viable, este edificio experimental simula una planta de energía solar de concentración y, mediante un área plagada de espejos, redirige la luz solar al punto que se determine, concentrando sobre él toda la iluminación e incrementando tanto la temperatura como para lograr la producción de hidrógeno que, si todo marcha, podría ser constante y responder así a un desafío pendiente para la ciencia.

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