¿Es necesario que las empresas sean sostenibles?
El concepto tradicional de empresa se basa en la generación de beneficios, el respeto a la legislación y, solo en algunos casos, su contribución al triple balance de la sostenibilidad. Involucrar a las empresas en la sostenibilidad exige, por tanto, un cambio de paradigma.
A poco que se profundice, se puede observar que el modelo empresarial tradicional NO se encuentra cuestionado en nuestra sociedad, lo que dificulta el cambio hacia nuevas propuestas de negocio que integren nuevas demandas de naturaleza económica, social o ambiental.
Muchas de estos nuevos requerimientos sostenibles implican una transformación profunda de las reglas del juego empresarial y la creación de nuevas formas de pensar y actuar.
Las empresas deben atender demandas de diversa naturaleza a las que no se habían enfrentado hasta ahora
Así, atender la sostenibilidad en la empresa supone encontrar soluciones para sustituir un sistema en funcionamiento basado en la producción de bienes materiales por encima de los límites de los recursos naturales.
Cuestiones que trascienden de lo medioambiental, como puede ser el cambio climático, se extienden por los confines del Planeta y son el resultado (innegable) de la actividad humana.
Abordar los actuales problemas derivados del calentamiento global y el cambio climático, exigiría reducir las emisiones de gas invernadero (GEI) en un 80%durante las décadas venideras. Sin embargo, es muy probablemente que las emisiones mundiales de CO2 acaben duplicándose.
Según estimaciones para 2030, la demanda mundial de energía aumentará casi en un 60%. Son números que desaniman ya que los pequeños cambios que podemos realizar a nivel personal parecen minúsculos ante la magnitud del problema.
Por eso es necesario que involucremos entidades de mayor peso específico, como pueden ser las empresas. Conceptos como la Tercera Revolución Industrial de Jeremy Rifkin o la Industria 4.0 abordan la necesidad conciliar los intereses de consumidores, gobiernos y los distintos sectores empresariales.
Traducir la complejidad de la sostenibilidad en medidas prácticas no es precisamente fácil. Podemos decir que el principal reto de la sostenibilidad es pasar a la acción con medidas prácticas y aplicables. Y no solo en material ambiental, sino también en el entorno social.
Prueba de esta dificultad es que no hay estándar de facto que sea aplicable a todas las situaciones. Existen metodologías, principios y paradigma, como puede ser el cradle to cradle, que resultan útiles para dar un impulso al cambio, pero, aun así, a las organizaciones les queda mucho camino por recorrer.
La necesidad de alternativas innovadoras a largo plazo se considera una de las características más destacadas de la sostenibilidad de las empresas
Y es que la protección del medio ambiente está íntimamente ligada a la protección social. En el Informe Brundtland se afirma que un mundo en el que la pobreza sea endémica siempre será más proclive a las catástrofes ecológicas y de cualquier otro tipo.
John Elkington y su concepto de la triple cuenta de resultados ya nos dio una buena interpretación de la sostenibilidad: defender el equilibrio entre la rentabilidad, la protección del planeta y la responsabilidad ante las personas.
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