El asunto Volkswagen: ¿qué repercusión podría tener en la salud y el medio ambiente?
Hemos conocido la violación en las emisiones de coches fabricados por Volkswagen (VW) y Audi. Las emisiones en EE UU están reguladas por la Ley de Aire Limpio, que tiene como finalidad proteger la salud pública de la contaminación del aire, causada por una gran variedad de fuentes.
¿Qué ha pasado?
VW y Audi han violado la Ley de Aire Limpio de EE UU por la producción y venta de vehículos diésel de cuatro cilindros (entre 2009 y 2015), que incluyen un dispositivo de software sofisticado que elude las normas de emisiones de la EPA.
¿Qué contaminantes están implicados?
Fundamentalmente los óxidos de nitrógeno, que aumentan cuatro veces respecto a los vehículos de gasolina y las partículas, que aumentan hasta 20 veces. El dispositivo manipulador de VW y Audi afecta a la forma en que el sistema de control de NOx funciona, lo que resulta en un aumento de 40 veces en los niveles de emisión de NOx de estos vehículos.
¿Qué son los NOx y por qué se regulan?
La suma de óxido nítrico (NO) y NO2 es conocida comúnmente como óxidos de nitrógeno o NOx. Los NOx se regulan porque se han relacionado con múltiples efectos negativos en la salud.
A corto plazo, pueden producir irritación de las vías aéreas, resultando en síntomas respiratorios. Y en pacientes susceptibles, como las personas que padecen asma, producen un aumento en las visitas a urgencias, por la agudización de crisis asmáticas.
A largo plazo los NOx se han relacionado también con enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas. También existe suficiente evidencia científica entre NOx y un incremento en la mortalidad de la población.
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¿Los NOx pueden relacionarse con otros contaminantes y enfermedades?
Los NOx pueden reaccionar con amoniaco, humedad, y otros compuestos para formar partículas pequeñas. Estas pequeñas partículas penetran profundamente en las partes sensibles de los pulmones y pueden causar o empeorar enfermedades respiratorias, tales como el enfisema y la bronquitis, y pueden agravar la enfermedad cardíaca existente, lo que lleva a un aumento de los ingresos hospitalarios y la muerte prematura.
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Por otro lado, el ozono se forma cuando NOx y compuestos orgánicos volátiles reaccionan en presencia de calor y la luz solar. Los niños, los ancianos, las personas con enfermedades pulmonares como el asma y las personas que trabajan o realizan ejercicio al aire libre corren el riesgo de efectos adversos por el ozono. Estos incluyen la reducción de la función pulmonar y el aumento de los síntomas respiratorios, así como visitas a urgencias por causas respiratorias, los ingresos hospitalarios y las muertes prematuras.
¿Qué implicaciones tiene esta violación de las emisiones para la salud pública?
Dada la variedad de efectos negativos para la salud y su relación con otros contaminantes (partículas y ozono), los NOx son de particular importancia para la salud pública.
Al violar las normas de emisión en EE UU, VW y Audi han producido un incremento de las emisiones de NOx de hasta 40 veces en sus vehículos durante los últimos siete años. Esto se podría traducir en un posible aumento en la incidencia y prevalencia de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y muerte prematura. Y esto se debe considerar como una violación no solo a una ley de calidad de aire, sino una violación de la salud pública, algo que es difícilmente resarcible.
El problema puede ser mucho más importante en nuestro entorno, donde la presencia de los vehículos diésel, para muchos uno de los mayores riesgos ambientales para la salud pública en el mundo desarrollado, es notablemente mayor que en EE UU.
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¿Qué queda por hacer?
Nuestras primeras preguntas van dirigidas hacia nosotros mismos: los compradores. ¿Realmente necesitamos más y más autos? Y ¿por qué comprar autos a empresas que no respetan nuestra salud y nuestro planeta?
Por ahora, queda detener la venta y producción de estos vehículos manipulados. Iniciar la reparación de los coches vendidos durante este periodo de tiempo (2009-2015). Y fuera de los EE UU, verificar exhaustivamente las emisiones de estos modelos (y también otros modelos y otras marcas).
Esta experiencia nos demuestra que la autorregulación de las empresas del sector de la automoción no funciona. Que los controles gubernamentales (al menos en EE UU) tampoco. Y que los gobiernos —y nosotros mismos— debemos una mejora de las verificaciones y controles de las emisiones de los vehículos.
Pero sin duda, si hay algo que nos queda exigir tanto a empresas como a autoridades es ¡ética! y mayor responsabilidad hacia la salud y el medio ambiente.
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