Científicos Argentinos del CONICET fabrican tejas con caucho reciclado


Científicos Argentinos del CONICET fabrican tejas con caucho reciclado


El método sustentable es el reciclaje, la materia prima los neumáticos y el producto son los techos.


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Caucho triturado. Foto: CONICET fotografía.
Rosana Gaggino, investigadora adjunta del CONICET en el Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE, CONICET-AVE), trabaja con su grupo desde hace dos años en un proyecto para desarrollar tejas de caucho reutilizando neumáticos que una vez que se desechan se convierten en un potente contaminante ambiental.
Según la investigadora el objetivo es dar una alternativa a las tejas de cerámicas y las de hormigón que se usan para la misma finalidad. “El uso del caucho es muy interesante ya que es un residuo que tiene muy poco reciclaje actualmente. Simplemente se usa para sustratos de canchas deportivas, aplicaciones muy puntuales, pero la gran mayoría de los neumáticos van a parar a los predios de enterramiento”, cuenta.
Este representa un problema no menor si se tiene en cuenta que el caucho tarda 500 años en degradarse, se acumula en basurales a cielo abierto y acumulan agua en su interior lo cual, como explica Gaggino, “hace que proliferen mosquitos como el dengue y acarrea un problema sanitario bastante grande”.
Un proyecto sin techo
Para realizar estas tejas, además del caucho, se utiliza una proporción de plástico, como el polietileno, que tiene un punto de ablandamiento bajo y actúa como ligante. “Tenemos un equipamiento importante que es una maquina extrusora con una prensa que comprime la mezcla con la que estamos haciendo las primeras experiencias para usar la formula mas adecuada. Probamos distintos plásticos, dosificaciones y variamos la proporción”, explica la investigadora.
Por otra parte, los ensayos que se realizaron dictan que estas tejas son más flexibles que las convencionales ya que se arquean pero no se rompen, aparte, tienen mejor respuesta al impacto duro, ya sea de piedra o granizo, lo que las hace más resistentes. Además, Gaggino afirma que los resultados sobre la conductividad térmica son superiores a los de la teja común ya que “el material tiene baja conductividad así que son muy aislantes”, dice. Otra característica es que el material reaccionó muy bien a los estudios sobre permeabilidad al vapor de agua y al aire. “Tampoco se produjeron descascaramientos”, enfatiza la investigadora.
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Teja de caucho. Foto: CONICET fotografía.
Cómo lo hacen
Las tejas se hacen mediante un proceso de fusión de plásticos. La investigadora explica que hay que tener la precaución de que el plástico que se use tenga un punto de fusión por debajo de la descomposición del caucho, lo cual, según su apreciación “limita un poco el proceso”.
Los estudios indican que el polietileno funde a bajas temperaturas con respecto a otros plásticos, mientras el caucho no funde, se descompone a los 300 grados. De esta manera Gaggino dice que la mezcla tiene contemplar estos condicionamientos por lo que están constantemente probando la formula para ajustarla al máximo.
“Tenemos un compromiso entre la temperatura de fusión del polietileno para que no alcance la temperatura de descomposición del caucho. A su vez todo esto incide en la viscosidad de la mezcla. Si uno lo hace a bajas temperaturas esta aumenta bastante y eso hace que los motores se sobrecarguen y exista deterioro de las máquinas”, detalla.
La investigadora explica además, que este proceso es necesario para poder reciclar materiales que no pueden reutilizarse por otros medios. “Afortunadamente, cada vez se idean nuevas formas de aprovechar las gomas una vez que ha terminado su vida útil”, concluye.
Fuente: Conicet

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