Reciclar, rescatar, reinventar China
Con toneladas de ladrillos grises recuperados, la austeridad y la jerarquía de la arquitectura tradicional china se reinventa en este proyecto para un hotel en Yangzhou
Los arquitectos Lyndon Neri (Filipinas, 1965) y Rossana Hu (Taiwán, 1968) han reutilizado toneladas de ladrillos grises reciclados para levantar, en Yangzhou, un hotel de 20 habitaciones. Esta pareja de proyectistas, que se formó en Estados Unidos, ha sabido recurrir a la tradición de las murallas, los edificios horizontales y los patios que organizan las distribuciones espaciales para levantar The Wall, un hotel misterioso y rotundo que parece hecho a mano.
Fue la necesidad de unir edificios existentes y en desuso en un programa común, la voluntad de convivir con la vegetación y con los numerosos lagos existentes y la idea de reinterpretar la tradición lo que dio forma a un edificio que es casi el trazado urbano de una ciudad aparentemente plana que multiplica sus volúmenes con rampas y escaleras cuando rompen el plano horizontal.
El trabajo con los ladrillos —intercalándolos en celosías que dejan pasar la luz, potenciándolos en relieves que subrayan la expresividad de algunos muros— habla de la artesanía china, la fuente de la que han bebido las tradiciones artesanas orientales.
La fractura del forjado —con descensos y ascensos— convierte la organización de las habitaciones en un laberinto alejado de los esquematismos tradicionales. Ese recorrido por patios complica la logística del hotel al tiempo que multiplica la experiencia de un lugar que remite a lo mejor de una historia cultural y arquitectónica. Perderse en un laberinto entra dentro de lo esperable. Hacerlo en un hotel se convierte aquí en una experiencia arquitectónica.
Neri&Hu han sabido adaptarse. Atender a la historia, a la tradición, a las necesidades y a lo existente (edificios y vestigios). Han trabajado con ese material y lo han reordenado y jerarquizado en un proyecto que recuerda, desde un plano horizontal, la rotundidad de los espacios más monumentales del mundo.
Esa llamada al cuidado de la tradición, a su reinterpretación, al reciclaje, a la sutileza de la luz y las sombras y a la sorpresa de los cambios de altura es un logro de los arquitectos. Que sea un sofisticado hotel la tipología que lo logra da miedo y aliento a la vez.
Es evidente que esta arquitectura es ejemplar sea cual sea su uso. Pero si su destino es alojar a huéspedes millonarios y extranjeros, su ejemplaridad restará oculta, yerma en un país que tiene dentro todo un mundo para reinventarse.
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