Más de 15.000 científicos de todo el mundo plantean 13 medidas urgentes para salvar el planeta
Detener la “miseria generalizada” que se avecina con el avance, inexorable, de los “daños catastróficos a la biosfera” es el objetivo de más de 15.000 científicos de 184 países que, para conseguirlo, acaban de poner sobre la mesa 13 medidas concretas y urgentes para salvaguardar el planeta de la destrucción. “Damos un segundo aviso a la humanidad”, advierten los expertos, que llaman a la acción “inmediata” de los gobiernos para combatir el cambio climático y para extender las prácticas sostenibles desde el punto de vista medioambiental.
Aunque se pueden consultar en este manifiesto, las trece acciones propuestas por la comunidad científica para que el planeta perviva son las siguientes:
- Promover la protección de una parte significativa de los hábitats terrestres, marinos, de agua dulce y aéreos. (En este mismo sentido, por cierto, se han pronunciado desde The Half-Earth Project, que aboga por la protección de la mitad de la superficie terrestre y marina como única opción para salvar el planeta).
- Salvaguardar los ecosistemas naturales, para lo que es imprescindible detener la conversión (y pérdida) de bosques, selvas y pastizales, entre otros muchos.
- Emprender una restauración a gran escala de las plantas autóctonas, con especial atención a los bosques.
- Trabajar por que las especies nativas retornen (y pervivan) a sus hábitats naturales.
- Activar políticas que detengan la extinción de especies animales. El mayor control de la caza furtiva y de la explotación y el comercio de animales amenazados sería esencial para avanzar en este campo. “Hemos desatado un evento de extinción masiva de especies, la sexta en unos 540 millones de años, mediante la cual muchas de las actuales formas de vida podrían ser aniliquiladas“, advierten los científicos en el manifiesto.
- Dejar de desperdiciar alimentos de manera sistemática, con mejoras de la infraestructura y políticas educativas en ese sentido.
- Modificar las dietas para potenciar el consumo de productos vegetales y reducir la ingesta de carne. No hay que olvidar que la ganadería y el consumo de carne animal para alimentación es responsable de gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Trabajar por una reducción del índice de fertilidad poniendo al alcance de quienes no los tienen todos los recursos en materia de educación reproductiva y planificación familiar.
- Impulsar la investigación y el análisis científico en materia de población, para determinar el volumen de población que es sostenible en el largo plazo.
- Educar a los menores en el respeto y el aprecio a la naturaleza.
- Dar un giro a las inversiones de manera que estas prioricen las iniciativas que persigan el cambio ambiental.
- Apostar (y apoyar) el desarrollo de tecnologías no contaminantes, además de favorecer la transición completa hacia las energías limpias y dejar de subvencionar la producción de energía a través de combustibles fósiles.
- Avanzar hacia un modelo económico que reduzca las desigualdades y que asegure que los precios, impuestos e incentivos tienen en cuenta los costes del patrón de consumo actual sobre el medioambiente.
La batería de propuestas forma parte de un documento difundido por la Alliance of World Scientist (Alianza de Científicos del Mundo) que, con el respaldo de científicos de cualquier disciplina y de cualquier parte del mundo, busca convertirse en una “voz colectiva internacional” sobre el cambio climático y cómo combatirlo con el conocimiento adquirido.
Para profundizar en el mismo, este manifiesto echa la mirada atrás, en concreto a 1992, cuando centenares de científicos difundieron la primera advertencia a la humanidad. Aunque desde entonces se ha avanzado en algunos aspectos, como la estabilización de la capa de ozono, “la humanidad ha fracasado en hacer suficientes progresos para resolver los retos ambientales previstos“. En la mayoría, concluyen los científicos, “estamos mucho peor que entonces”.
De ahí, este escrito, las propuestas señaladas y la llamada a las autoridades de todo el mundo para que actúen de manera inmediata como “imperativo moral hacia las actuales y futuras generaciones”, aseguran, y como única vía para, como ya se advertía a principios de los noventa, los seres humanos dejen de lado el rumbo emprendido, que no les lleva más que a la “colisión con el mundo natural”.
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