El Almacén Temporal Centralizado, la gestión integrada de los residuos radiactivos de alta actividad en España
España es un país que cuenta en la actualidad con seis centrales nucleares en operación y dos paradas en vías de desmantelamiento, Vandellós I y José Cabrera.
El parque nuclear español, operativo desde 1969, ha ido generando combustible nuclear gastado que se ha ido almacenando en las piscinas de las centrales nucleares. Ante la decisión del Gobierno de no reprocesar este combustible desde comienzos de los años 80, las piscinas de las centrales nucleares se han ido llenando, llegando en algunos casos a la saturación. La solución planteada para complementar la capacidad de almacenamiento de estas centrales ha consistido en disponer de contenedores para el almacenamiento en seco del combustible gastado en la propia central nuclear, como es el caso de las centrales de Trillo y José Cabrera (Guadalajara).
Ante este escenario, diferentes razones hacían imprescindible tomar una decisión que permitiera una gestión integral del combustible gastado y los residuos de alta actividad: la progresiva saturación de algunas piscinas de centrales nucleares; el retorno de los residuos del reproceso de Vandellós I a partir del 31 de diciembre de 2010 (y el incumplimiento del contrato supone una penalización de 64.900 €/diarios) y el desmantelamiento progresivo de las centrales nucleares, que necesita que el combustible sea evacuado de sus piscinas.
El Gobierno consideró, a petición del Parlamento en 2004, que por motivos estratégicos, de seguridad y económicos lo más adecuado era contar con un almacén de carácter temporal y centralizado, de cuya viabilidad existía probada experiencia a nivel internacional. Encomendó su diseño a ENRESA -empresa responsable de la gestión de los residuos radiactivos en España- y constituyó una Comisión Interministerial para establecer los criterios que debía cumplir el emplazamiento y coordinar la selección del municipio que albergaría la instalación.
El pasado 30 de diciembre, el Consejo de Ministros designó, de entre los ocho municipios candidatos, al municipio de Villar de Cañas (Cuenca) para albergar el Almacén Temporal Centralizado y su Centro Tecnológico asociado, como resultado de la Convocatoria Pública que en 2009 se había publicado para la selección de municipios candidatos a albergar la instalación.
¿Qué es el ATC?
El Almacén Temporal Centralizado español forma parte de un complejo industrial investigador, denominado Parque Tecnológico, que consta de tres instalaciones: el ATC, el Centro Tecnológico (donde se desarrollará la I+D necesaria para avanzar en el desarrollo de las vías de gestión final del combustible gastado y residuos de alta actividad) y un Parque Empresarial que servirá para el asentamiento de empresas locales y que dará servicio al ATC y al Centro Tecnológico.
Las piscinas de las centrales nucleares se han ido llenando de combustible gastado, llegando en algunos casos a la saturación.
El ATC es una instalación industrial de 283 metros de largo por 78 metros de ancho y 26 metros de altura, donde se almacenarán durante 60 años el combustible gastado y los residuos de alta actividad generados en el parque nuclear español. Para albergar todo el combustible gastado -estimado en 6.700 toneladas- constará de 12 bóvedas que se irán construyendo de forma modular de acuerdo a las necesidades de almacenamiento.
Se trata de una instalación pasiva que no genera impacto ni a las personas ni al medio ambiente. La tecnología de bóvedas empleada se basa en el confinamiento por múltiples barreras, y es la utilizada para el aislamiento del material radiactivo en la mayoría de los países.
La instalación consta de tres partes diferenciadas: el edificio de recepción; el edificio de procesos y los módulos de almacenamiento.
En el proceso de operación del ATC, los contenedores homologados para el transporte que contienen el combustible gastado y los residuos de alta actividad, llegan al edificio de recepción, donde un puente grúa los voltea a posición vertical para su transferencia a la zona de preparación. En esta zona, situada en el edificio de procesos, se retira la primera tapa del contenedor y se comprueba que no ha perdido estanqueidad. A continuación, se traslada a la celda caliente, donde la segunda tapa es retirada y se procede a la descarga del combustible para su transferencia a la cápsula de almacenamiento.
Comienza ahora el proceso de confinamiento por múltiples barreras. La primera barrera es una cápsula de acero inoxidable en la que se introduce el combustible gastado que, una vez llena, se inertiza con Helio y se suelda; la segunda barrera es un tubo de almacenamiento de acero inoxidable en el que se introducen las cápsulas con el combustible gastado; y la tercera barrera la constituye un edificio de hormigón de casi 2 metros de espesor, diseñado para soportar cualquier tipo de impacto.
Para evacuar el calor residual que desprende el combustible gastado se ha diseñado un sistema basado en la convección natural. El aire frío que entra del exterior se calienta al entrar en contacto con los tubos de almacenamiento y, por convección natural, sale por las chimeneas, extrayendo el calor residual. Así se manteniendo la temperatura del combustible por debajo de los 400ºC, lo que garantiza su conservación a largo plazo.
Hay experiencia contrastada de esta tecnología en otros países: EE.UU., Rusia, Japón, Alemania, Suiza, Suecia, Bélgica, Francia y Holanda, cuyo centro Habog, operativo desde 2003, ha sido tomado como instalación de referencia para el ATC español.
El ATC es una instalación pasiva que no genera impacto ni a las personas ni al medio ambiente.
El transporte se realizará por ferrocarril o carretera desde los centros productores hasta la instalación. La seguridad en el transporte está garantizada por las características de los contenedores, sometidos a exigentes pruebas de resistencia para su homologación. La experiencia en este campo confirma que tras 45 años transportando combustible gastado y residuos de alta actividad y con más de 30.000.000 de km. recorridos nunca se ha producido un accidente radiológico.
La instalación está diseñada para ser reversible, de modo que sin tener que modificar su tecnología, transcurridos los 60 años, se podrá seguir el proceso inverso y recuperar los materiales almacenados para la siguiente etapa de gestión.
Las investigaciones sobre la siguiente etapa de gestión se llevarán a cabo en el Centro Tecnológico asociado al ATC, que estará dotado de un laboratorio de combustible y residuos radiactivos, un laboratorio de caracterización de procesos y medio ambiente, un laboratorio de materiales y un laboratorio de prototipos industriales y robótica. Estos laboratorios, además de permitir desarrollar los Planes de I+D de Enresa y dar soporte a otras áreas de gestión de residuos, pretenden servir de asentamiento a centros de investigación locales y autonómicos y convertir al Cetro Tecnológico en un referente nacional en investigación.
El proyecto del ATC tiene una inversión prevista del orden de 900 M€, y dará empleo a más de 300 trabajadores durante su construcción y a más de 100 durante sus 60 años de operación, además de todos los beneficios que se generarán en el entorno por las actividades y servicios que una instalación de estas características requiere.
El ATC representa para España poder contar con una solución integral para la gestión de los residuos radiactivos, y pone a nuestro país a la vanguardia de la tecnología en la gestión de los residuos radiactivos.
Comentarios
Publicar un comentario
Me gustaría mucho saber tu opinión sobre esta publicación. Gracias!