Un modelo productivo y económico alternativo: la economía circular
El modelo alternativo tiene que ser tal que que su funcionamiento sea cíclico -circular y no lineal-, es decir, que el proceso no tenga fin, sino que vuelva a su origen -cradle to cradle-: recolección, fabricación, distribución, instalación, funcionamiento, fin de vida y reciclaje. Un uso ilimitado de recursos genera una cantidad ilimitada de residuos, mientras que un uso limitado recursos, genera cantidades limitadas de basura.
Hemos comprobado que incluso se puede generar energía a partir de la basura. Por lo que los pocos residuos que se generen en un modelo alternativo cíclico, se pueden utilizar para generar energía limpia. Suecia es un ejemplo de ello.
Este modelo se traspone a muchas escalas: desde la fabricación de prendas de vestir, calzado, e incluso muebles y elementos de decoración, hasta vehículos y edificios. Intervenir en sus procesos de fabricación, distribución y transporte, funcionamiento y fin de vida, pueden ser efectivos si el objetivo es reducir consumo de recursos -agua, energía, materias primas, etc.- y limitar residuos y emisiones.
También hemos visto que se puede analizar el ciclo de vida de muchos de los productos, materiales, etc… presentes en nuestra vida diaria. Incluso podemos analizar la sostenibilidad de los edificios y su comportamiento energético.
Estamos hablando de la Economía Circular, y la podrás entender en este documental del Escarabajo verde.
Un cambio de mentalidad
El modelo alternativo también requiere un cambio de mentalidad en la sociedad: otra forma de vivir, otra escala de valores, otras costumbres en la vida diaria: coger las bicicleta para trayectos cortos, o el transporte público, o compartir vehículo; utilizar energías limpias y de forma responsable; reducir, re-utilizar o reciclar los residuos generados; consumir agua de forma racional; respetar el entorno natural, y respetar el espacio público generando ciudades más limpias; controlar los niveles de contaminación acústica, etc..
El urbanismo y la movilidad van unidos de la mano
Un modelo de urbanismo racional, como puede ser la generación de barrios de uso mixto, tiene como consecuencia una baja necesidad de transporte por un lado, ya que los desplazamientos son más cortos, y una mayor interacción social durante todo el día.
Un barrio de uso mixto es aquel que incluye servicios básicos bien distribuidos, y a una distancia racional respecto de los edificios de viviendas: supermercados, farmacias, guarderías, parques, cafeterías, gimnasios, centros de salud, colegios, institutos, etc… Un ejemplo de ello es la ciudad concéntrica. Este tipo de ciudad responde a un modelo de urbanismo sostenible: existe un núcleo principal a partir del cual, la ciudad crece de forma concéntrica, y se organiza mediante nodos de alta densidad, conectados a través del transporte público.
Copenhague es una ciudad concéntrica, cuyo crecimiento se asemeja a la estructura de una mano, en la que la palma es el núcleo central de la ciudad, y los dedos son los nodos de alta densidad, a través de los cuales se tiene acceso a zonas verdes, para el esparcimiento, y a zonas de cultivo, para la producción agrícola.
La forma de mano también responde a la necesidad de reducir el efecto isla de calor en la ciudad, permitiendo un mayor grado de ventilación entre los edificios.
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